sábado, 28 de febrero de 2009

Balmaseda



Su privilegiada situación en el Camino Real permitió a Balmaseda ser un pequeño imperio en la Edad Media, ayudado en parte por una colonia de judíos, que fueron expulsados en 1486. Hoy, este precioso pueblo vizcaíno, que conserva el esplendor de su pasado medieval, ha recobrado un nuevo impulso gracias al agroturismo. En el aniversario de su fundación hace ahora 800 años, Balmaseda se ha hermanado con la ciudad italiana de San Severino.

Los desfiles en trajes de época, las comidas populares, los fuegos artificiales y las grandes fiestas medievales gustan mucho en Balmaseda. Situada al oeste de Vizcaya, se ha hermanado este año (cuando celebra los 800 años de su fundación) con la ciudad italiana de San Severino.

El 24 de enero de 1190, don Lope Sánchez de Mena, señor de Bortado, acordó el fuero y la sede de una jurisdicción a la ciudad. Así nació la primera ciudad de Vizcaya, mucho antes que Bilbao (1300), aunque hay que matizar esta primacía cronológica: en el S. XII, Balmaseda, bajo la corona de Castilla, todavía no formaba parte de Vizcaya. En realidad, se integró en la provincia vasca en 1394, al mismo tiempo que la región de las Encartaciones, al oeste de Bilbao.

Balmaseda fue también la primera pedanía sobre el río Cadagua, un afluente del Nervión. La población, por su papel de frontera fiscal, constituía un lugar de paso obligado hasta 1841 para los comerciantes que viajaban entre la llanura castellana y la cornisa cantábrica. A partir de esa fecha, la aduana fue transferida a la ciudad.

En el presente, en el fondo de un valle, la ciudad de don Lope Sánchez de Mena no oculta su pasado medieval, marcado por sus largas calles de trazado regular, su hábitat estrecho y su actividad diaria agrupada en torno a la iglesia gótica (estilo artístico siglos XII-XV) de San Severino y al ayuntamiento. Este último ocupa un edificio de estilo neoclásico con un vestíbulo de columnas, apodado por los lugareños como la mezquita. Asimismo, dominando el curso del Cadagua, las mansiones blasonadas testimonian su rico pasado comercial, al igual que los palacios del marqués de Buniel o de la familia Urrutia.

Otra imagen emblemática de Balmaseda es su viejo puente sobre el Cadagua, que data del S. XIII, y que al parecer fue construido sobre los vestigios de una obra romana. Con sus puertas fortificadas, que antes formaban parte de la muralla, abría el paso de viajeros y mercancías hacia Vizcaya. Más tarde, por su situación estratégica, la población fue apartada de Vizcaya por el emperador Napoleón. Asimismo, durante unos años, Balmaseda fue englobada en la provincia de las cuatro ciudades, formada por las comunas de Orduña, Santoña, Laredo y Santander.

Hoy, Balmaseda puede recorrerse con calma en el transcurso de un fin de semana. Aparte de sus tesoros artísticos, sus alrededores resultan muy adecuados para la practica de deportes al aire al aire libre, como pesca, mountain-bike, senderismo y parapente. También cuenta con varias casas rurales, que invitan a conocer las tradiciones y gastronomía locales.



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1 comentarios:

voy a hacer este camino, el uno de enero salgo de bilbao. de alberges hasta burgos me olvido no?¿

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